10 de Noviembre de 2016 | Opinión

El triunfo de Trump en Estados Unidos refleja la emergencia de un país que los argentinos promedio desconocemos


Por Guillermo Carmona 
Diputado Nacional / Vicepresidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto de la HCDN

El resultado de estas elecciones expresa justamente a un gran sector de la clase trabajadora que sufre la desocupación, el deterioro en su nivel de vida y que no está conforme con el rumbo de la economía ni con los niveles de desigualdad crecientes en los últimos años. No olvidemos que seis de cada diez ciudadanos estaban renuentes a brindar su apoyo a los candidatos de ambos partidos. 

También se trata de un gesto de protesta y de rechazo a la dirigencia política en general, y al establishment norteamericano en particular. En este sentido, puede que Clinton haya recibido este descontento generalizado y entonces hubo una porción del electorado que votó más “contra” Hillary que a favor del presidente electo. Donald Trump pudo comunicarse con un electorado que siente que sus reclamos no han sido escuchados en el último tiempo. Y pudo ser el candidato “anti-establishment” y “contra sistema”, mientras que Clinton representaba la continuidad del mismo modelo que frustra y hastía a grandes sectores de la población.

Trump tuvo declaraciones discriminatorias contra los latinos y ofensivas hacia las mujeres durante la campaña, a propósito de esto, esperamos que ninguna de estas actitudes vayan a verse reflejadas en acciones gubernamentales ni políticas públicas por parte del nuevo presidente de EUA.

También se enfrentó a los políticos, a la prensa y a su propio partido, criticó fuertemente la política exterior de la gestión Obama respecto a las intervenciones militares, así como la política de libre comercio y tratados como el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (conocido como TPP), y sin embargo resultó ganador. La base de su discurso fue la recuperación del trabajo para los estadounidenses, con un enfoque proteccionista, así como la rebaja de impuestos a sectores importantes de la economía con la idea de que así generará más empleo.

Los problemas económicos serán casi con seguridad el nuevo centro de atención de su gobierno, al menos es lo que ha repetido incansablemente. El nuevo presidente norteamericano dará extrema prioridad al frente interno, que muy probablemente ocupará un lugar fundamental en la agenda política por sobre la política internacional. Si cumple con lo aseverado en campaña, es altamente probable que en materia de política internacional Trump rompa con los consensos que en torno a un núcleo estratégico común, vienen sosteniendo con el establishment de ese país. En este sentido podría verse seriamente afectada la estrategia de imponer la primacía hegemónica global de Estados Unidos, tanto en los aspectos militares como en los estrictamente financiero, económicos y políticos de corte neoliberal.

Otra vez sucede, como en otras elecciones, que las grandes consultoras y encuestadoras fallan notablemente en todos sus pronósticos. Se abre un nuevo periodo en la política norteamericana que tendrá, como es lógico, alcances globales. El mundo adopta una nueva configuración, alejándose de los consensos que marcaron los últimos 50 años. Estados Unidos será presidido por un hombre casi sin experiencia política.

Finalmente observamos, no sin preocupación, los problemas de perspectiva del que adolece el gobierno de Mauricio Macri, quien además de avanzar en un realineamiento político incondicional tras la hegemonía norteamericana, ha mostrado una indisimulada preferencia por la derrotada Hilary Clinton. Es preocupante la perplejidad de Macri y su gobierno por el resultado en EUA. Es tiempo de retomar políticas de autonomía. Tras el traspié de Clinton y su principal fan argentina, ¿No debería el presidente pedir la renuncia a la Sra. Malcorra?

Impera que el gobierno nacional redefina su perspectiva política y diplomática, propiciando una relación madura y respetuosa con todos los actores, teniendo como objetivo primordial la búsqueda de mayor autonomía y una férrea defensa de la producción, el empleo y los recursos naturales de todos los argentinos.