Me quedo con todo esto pero también  con su compromiso apasionado por engendrar una Argentina moderna, justa e inclusiva. Fue la que entendió como nadie que la patria es el otro y construyó poder para hacerle un lugar en el mundo a los desamparados y a sus “cabecitas negras".  Con su personalidad  vehemente y transgresora, crispada dirían hoy los detractores del peronismo, expresó como nadie la recuperación de la política, una inflexión en la historia, la fidelidad a un proyecto y el sentido profundo de la militancia. 

Quienes hoy nos sentimos parte de esta historia y del proyecto nacional y popular, seguimos levantando esas banderas y adecuándolas a los tiempos que vive nuestro país, y decimos con profunda convicción que Evita no ha desaparecido ni ha muerto. Está presente en cada trabajador, en cada una de nuestras compañeras militantes y en todas las luchadoras sociales y políticas que sueñan con un país para todos los argentinos. Pero también a Evita se la recuerda dando testimonio con nuestra conducta pública, con nuestra acciones y decisiones. Defendiendo sus conquistas pero también yendo por más. Ella nos señaló como nadie que tenemos un mandato irrenunciable: seguir transformando nuestra Argentina con más justicia social, más democracia, más integración, más desarrollo.

  

Este 26 de Julio de 2014, ratificamos nuestro compromiso con sus ideales, sus proyectos y sus convicciones ya que Evita sigue viva en nuestro Proyecto Nacional. Este es mi humilde homenaje a esta mujer que ya pertenece a la historia y también un reconocimiento para todas las compañeras que hoy encarnan la continuidad de su lucha.